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¿Sueñan los publicistas con la tolerancia del público objetivo?



En numerosas ocasiones tuve la oportunidad de ver pequeños fragmentos de la cinta de Ridley Scott, Blade Runner. Aquellas veces, quedé cautivado e intrigado por la estética noir que planteaba. Hace un mes atrás, me animé a ver la película y una semana atrás la secuela.

Creo que no muchas personas saben que gracias a la imaginación del escritor Philip K. Dick (Chicago, 16 de diciembre de 1928 - Santa Ana, California, 2 de marzo de 1982) plasmada en novelas y cuentos, han surgido diversas películas como: A Scanner Darkly, Paycheck, Minority Report, Total Recall, entre otras. Yo me volví fanático del escritor no gracias a estas películas (muchas de ellas muy bien hechas), sino por al primer libro de K. Dick que leí cuyo nombre es Ubik.

Si he considerado de interés escribir sobre todo esto en un blog que sobre publicidad es porque he encontrado interesante realizar algunas reflexiones del universo que plantea K. Dick en sus historias.

En la historia futurista planteada en Ubik, Joe Chip junto a Glen Runciter (su jefe) y un grupo de antipsíquicos viajan a la luna para solucionar algunos problemas de espionaje corporativo que sufre una empresa. Una trampa provoca la muerte del jefe y el grupo vuelve a la Tierra. A partir de ese momento suceden algunas anomalías en la realidad que hacen sospechar a Chip que está muerto y Runciter vivo. Los compañeros de tripulación mueren poco a poco y la solución parece estar en una línea de productos o un producto que sufre diversas metamorfosis llamado Ubik.




Aquí algunos fragmentos de la publicidad que aparece en Ubik:

“Hoy nos toca hacer limpieza, amigos: éstos son los descuentos con los que liquidamos nuestros silenciosos Ubiks eléctricos. Sí, echamos la casa por la ventana. Y recuerden: todos nuestros Ubiks han de ser usados de acuerdo con las instrucciones.”

“La mejor forma de pedir una cerveza es pedir Ubik. Elaborada con lúpulos rigurosamente seleccionados y agua de la más absoluta pureza, envejecida pacientemente hasta alcanzar el óptimo paladar, Ubik es la número uno entre las cervezas de la nación. Elaborada exclusivamente en Cleveland.”

“No puedo ir al almuerzo de trabajo. Helen: tengo el estómago hecho polvo.” “¡Te voy a dar Ubik! ¡Ubik te pondrá en forma para la lucha diaria!” Tomado según las instrucciones, Ubik alivia en escasos segundos la jaqueca y el dolor de estómago. Tenga siempre Ubik a mano. Evite su uso prolongado.”

¿Qué quiere decir con esto K. Dick? Todo esto suena críptico en una trama en la que no sabes con certeza si lo que lees es real. Algunas interpretaciones sobre la obra y el nombre de la misteriosa línea de productos, pueden llevarnos a pensar que K. Dick nos trata de alertar sobre un futuro con atosigamiento publicitario. “Ubik” puede ser una abreviación de “Ubiquity” o traducido al español “Ubicuidad”


Si dejamos este libro y vamos a Blade Runner, película basada en el libro “Sueñan los androides con ovejas eléctricas”, nos ubicamos en el planeta tierra luego de la Tercera Guerra Mundial. Un mundo devastado y casi desesperanzador, donde cada milímetro de la calle está invadido por enormes paneles led y por supuesto hologramas muy similares a la realidad aumentada tan de tendencia en la actualidad. Una persona puede estar transitando en la calle y de pronto un holograma se interpone para vender un producto. No hay escapatoria.



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Parece todo una fantasía, una exageración o quizá un aspecto decorativo que ilumina con millones de colores estridentes una ciudad oscura, pero en la actualidad ¿qué tan cierto es el hostigamiento publicitario? Solo pensemos en qué sucede cuando los limeños recorremos la avenida La Marina. (Obviando los anuncios holográficos y salvando algunas claras distancias) ¿Acaso no está todo plagado de publicidad? ¿No llega a saturar como en Blade Runner? Si nos queremos apartar de Perú, ¿no es eso lo que ocurre en New York, precisamente en Times Square?


Por último, si tomamos otra historia de Philp K. Dick, podríamos tomar la llamada “Campaña Publicitaria”(ver cuento aquí), en la que un empleado de Ganimedes estresado con su trabajo recibe la visita de un robot que intenta venderse a sí mismo y antes de convencer al protagonista, lo acosa. Durante la historia, el protagonista se queja de la cantidad exagerada de publicidad.

“Los anuncios acechaban por doquier. Manejó la nave con una pericia nacida de la desesperación animal, pero no pudo esquivarlos todos.
Se sintió invadido por la desesperación. El contorno de un nuevo anuncio audiovisual ya se estaba formando.”

Como un buen ejemplo de orden en cuanto a la distribución de áreas publicitarias en el mundo, creo que destaca la Plaza Callao en Madrid. Considerada por muchos el “Times Square español” por sus enormes letreros publicitarios. En este espacio se ha logrado una armonía entre la publicidad, la arquitectura y el tránsito de personas. Los anuncios luminosos y banners bien distribuidos conservan su propósito de venta sin acosar la vista.



Ver los ejemplos de otras ciudades y realidades; darse una vuelta por las historias de K. Dick y reflexionar lo que estamos haciendo con la publicidad, es importante en estos tiempos. Nuestro trabajo como publicistas es comunicar los beneficios de los productos o servicios de nuestros clientes, pero quizá en una lucha tan ardua contra la competencia, solo estamos incomodando a nuestro público objetivo. En un futuro cercano, puede que la gente se desespere y se harte de ser invadida en todo momento por mensajes publicitarios.

Según un estudio sobre los hábitos con el teléfono móvil de 2012 realizado por Daily Mail, ya un 75% de la población afirmaba usarlo en el baño para responder correos, mensajes de texto e incluso atender llamadas. Si ni siquiera en este momento el usuario puede evitar la publicidad, ¿será capaz de tolerarla en el futuro?


Con la proliferación de los dispositivos móviles y la big data, quizá ya estemos viviendo los días en que la publicidad tenga que encontrar nuevas fórmulas contra una frase que K. Dick ya escribió en el pasado:

“Defiende tu privacidad de todos los medios de comunicación.”

Columnista:
Daniel Collazos Bermúdez
Director Creativo y Publicista distópico
www.pixel-creativo.com
www.linkedin.com/in/danielcollazos
http://danielcollazosbermudez.blogspot.pe/

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